sábado, 8 de agosto de 2009

La familia amarilla: un tema de debate

Por Fausto Segovia Baus

A dos años y medio de la revolución ciudadana, la graciosa parodia en dibujos animados, la familia amarilla de Los Simpsons, ha sido tomada en cuenta luego de muchos años de sintonía en horas estelares. ¿Por qué ahora y no antes? Existen algunas razones.

La familia amarilla más famosa del mundo reabre el debate sobre los destinatarios reales de la famosa serie animada norteamericana. Sin ninguna duda, la serie recrea con toda la ironía posible el estilo de vida norteamericano, que muestra a todas las audiencias el ideal, pero lleno de contradicciones. Por lo visto, el tema no es cuestión solo de públicos y horarios, sino de algo ideológico, como puede suponerse.

Los Simpson han ganado numerosos premios desde su estreno como serie, incluyendo 24 premios Emmy, 24 premios Annie y un premio Peabody. La revista Time la calificó como la mejor serie del siglo XX, y recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Pues bien, ahora le tocó el turno en el Ecuador a Los Simpsons, que está calificada para adultos, quienes supuestamente tienen capacidad crítica, pero que, curiosamente, es vista por millones de niños y jóvenes en todo el mundo.
Los Simpson –según los expertos- tienen un humor que merecería una mente adulta para ser comprendidos. Homero Simpson demuestra ser el hombre tipo de la sociedad americana: aparentemente tonto, despistado, con barriga llena de cerveza, que se pasa los días en la taberna de Moe, emborrachándose, y es un mal padre, aunque en el fondo funge como muy buen tío. La familia amarilla, que vive en un pueblo ficticio llamado Springfield, se completa con Bart, pillo como él, la hija prodigio, la ama de casa, resignada y la pequeña Maggie quienes recrean un gran ambiente para la serie más vista del planeta.

Los Simpsons –quien lo creyera- disponen de un gran componente educativo que los adultos deberíamos aprovechar si queremos entretenernos y a la vez tomar conciencia del tipo de sociedad que realmente nos muestra Groening, el creador de la familia amarilla.

Sería bueno que las famosas cadenas también pasen en horas para adultos con espíritu crítico, y no en momentos en los cuales las familias desean vivir al margen de los líos del autodenominado pelucón “ligth”, creador del culebrón más actual de la revolución ciudadana.

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