Por Fausto Segovia Baus
La visita de José Joaquín Brunner, chileno, uno de los científicos más importantes del siglo XX, dejó importantes inquietudes.
Para Brunner una revolución silenciosa ha comenzado: la revolución microelectrónica. Es un nuevo paradigma que, al decir de José Joaquín Brunner, constituye “una revolución semejante o mayor a la industrial, que está dando paso a un nuevo tipo de organización social –del trabajo, los intercambios, la experiencia y las formas de vida y poder- que se sustenta sobre la utilización cada vez más intensa del conocimiento y las tecnologías”.
En este contexto, la educación se encuentra ante nuevos escenarios y desafíos. Se vaticina un giro radical, tan importante como los eventos que dieron origen a la escuela, luego a la educación pública y más tarde a la enseñanza masiva, es decir, a las tres revoluciones que alteraron de raíz el sistema educacional que, como todos sabemos, no se desenvuelve con autonomía, y más bien tiende a ser “el espejo de la sociedad”.
La cuarta revolución –la de las tecnologías de la información y la comunicación- está transformando silenciosamente la estructura y las teorías donde se desenvolvían la escuela y los aprendizajes. Lo curioso es que estos drásticos cambios guiados por fuerzas intelectuales y tecnológicas –y obviamente económicas y políticas -, se hallan fuera del control de la comunidad educativa, según Brunner.
La diferencia entre los cambios anteriores y el actual estriba en que no se trata de que el conocimiento juegue un papel relevante en la economía, en la política, en la cultura y en la educación. Ahora, las nuevas tecnologías “son procesos a ser desarrollados y no herramientas para ser aplicados”. Las tecnologías emergentes producen sistemas cada vez más rápidos y eficientes, y fundamentalmente circuitos de retroalimentación acumulativa, que permiten la difusión acelerada de las innovaciones.
La revolución educacional –siguiendo a Brunner- consistiría entonces en que el conocimiento deja de ser lento, escaso y estable; la institución educativa deja de ser el único canal para el aprendizaje y la socialización; la palabra del profesor y el texto dejan de ser los soportes exclusivos de la comunicación educacional, y el cambio tecnológico lleva a replantear las competencias y las destrezas necesarias para el trabajo, la formación y la vida.
martes, 11 de agosto de 2009
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