sábado, 8 de agosto de 2009

Ciudadanizar la política en Ecuador

Por Fausto Segovia Baus

Se conoce que el diez de agosto próximo el señor Presidente hará importantes anuncios, cuando terminará un período y comenzará otro de cuatro años, por decisión del pueblo ecuatoriano, evento inédito en la historia del Ecuador.
Los problemas de los negocios de su hermano mayor Fabricio, y otros como las continuas confrontaciones con los medios de comunicación, los cambios en el gabinete y la supuesta falta de mayoría en el futuro Congreso, son temas que preocupan al Presidente que sigue el hilo conductor de su proyecto político que, con dificultades y todo, ha sido exitoso.


Una de las preocupaciones que se hallan en el horizonte –a más de las propias de un sistema de gobierno en una etapa transicional- es la carencia casi absoluta de verdaderos interlocutores. Dicho de otro modo, la propuesta del Gobierno ha sido unidireccional y unívoca, tanto en la forma como en el fondo, mientras la supuesta oposición política se halla en el limbo. La voz del Presidente, por ejemplo, no solo ha opacado a la de otros voceros, sino se ha reforzado por sus continuos recorridos y cadenas que le dan protagonismo mediático, influencia y poder, como en una campaña electoral cualquiera.

Estos alardes de protagonismo –calificados por sus adversarios como autoritarismo- agradan, en cambio, a otros grupos de ciudadanos y ciudadanas que ven en Correa la esperanza de un cambio, gracias a su carisma y la búsqueda de clientela para sus obras. Las sucesivas elecciones realizadas en estos dos años y medio de mandato, le han dado un capital político real al Presidente, que no deja de insistir en que su palabra es la única que prevalece, en tanto las otras voces son desacreditadas y tachadas de obsoletas y lo que es peor aliadas de la partidocracia y el pasado.

En ese contexto, los cuatro años de gobierno ya han sido analizados y priorizados hace poco en una hostería de Puembo. Los nuevos ejes están listos y serán cocinados por la Senplades, la poderosa Secretaría de Planificación, que conduce al país a la luz de las pautas establecidas por la Constitución Política aprobada en Montecristi.

Pero un desafío mayor es el de acercar el Estado a los ciudadanos. En otros térmicos, ciudadanizar la política, concertar con el estado llano, y que no sea solo la palabra de Correa, sino las de otros actores, que preparen al Ecuador hacia un cambio en democracia con la ciudadanía y no contra ella. ¿O es que nos espera una revolución sin ciudadanos?


8 de agosto 2009

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