martes, 11 de agosto de 2009

El ser humano como prójimo

Por Fausto Segovia Baus

El ser humano es un verdadero misterio. Jamás se lo ha podido describir en toda su integralidad. La manida expresión nacida de la burocracia educativa –bio-psico-social- es insuficiente, cuando se trata de conocer al ser humano y sobre todo comprenderlo. Por eso me pareció original plantear el tema no desde su esencia, sino desde su “otredad”: el prójimo.

Esta dimensión -que no es nueva- provee nuevas oportunidades para reflexionar sobre la naturaleza de los seres humanos, en el ámbito de la alteridad, y las posibles acciones en un mundo cada vez inundado por el egocentrismo, cuya matriz se halla en franca decadencia.

Ese “yoísmo” se ha devaluado o está en continua declinación, por obra y desgracia de un modelo de pensamiento moderno, que se instaló no en las máquinas de producción y consumo de objetos desechables, sino en las mentes y los corazones de todas las personas globalizadas del planeta. La alteridad, en cambio, sufrió el desencanto de un modelo perdido –el socialismo de Estado- hundido en la nomenklatura y la opresión por no pensar igual que los amos.

La paradoja se hizo entonces real, al configurarse un mundo unipolar –de origen supuestamente democrático- centrado en el capital y su acumulación desmedida, mientras las migajas caían sobre una mayoría irredenta, deudora eterna de aquellos organismos que se enriquecieron de la pobreza globalizada.

En este contexto, llama la atención –por decir lo menos- el rescate del Estado norteamericano –USD 700 mil millones, en la primera etapa- para salvar el sueño americano –léase el sistema financiero más sólido de la tierra- en tanto los países europeos y asiáticos hacían otro tanto con igual propósito.

La economía no tiene ética, decían sin rubor los inventores del gigantesco sistema que sufre hoy la debacle en sus bolsas. Pero la crisis –todas las crisis planetarias- ha tenido rostro humano- Por eso, no es raro que las economías ubicadas en la periferia esperen recibir los coletazos de la súper depresión que se avecina, tengan o no firmados tratados de libre comercio.

El retorno del ser humano como prójimo –y por extensión de los Estados como prójimos-parece ser la alternativa para sobrevivir en un nuevo sistema que está por surgir en nombre de la solidaridad, única expresión y praxis de la “otredad”.

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