miércoles, 12 de agosto de 2009

Links sobre ciudades digitales

Red Iberoaméricana de Ciudades Digitales

Artículos sobre Ciudades, gobiernos locales y las TICS como herramienta de innovación y desarrollo local

martes, 11 de agosto de 2009

El endograma: un sistema para entender el país

Por Fausto Segovia Baus

Este es un tema novedoso en las ciencias sociales. Por endograma se entiende el proceso de internalización de los conocimientos, actitudes y valores en prácticas sociales verificables. ¿Nuestra educación forma endogramas?

El endograma genera varias lecturas; en este caso de la realidad política y económica, de los liderazgos, así como de la marcada debilidad de la familia y la caída de los referentes ante un modelo marcado por el individualismo y el hedonismo.

Un punto de partida es el reconocimiento –aunque nos pese- que nuestra sociedad está profundamente enferma. Y esta enfermedad no es otra que la desvalorización del “otro” y del “nosotros”, en aras del egoísmo, el dinero fácil, la ganancia oportuna, el placer superfluo, el poder por el poder y, en general, el doble estándar o doble moral que atraviesa todo el cuerpo social.

Una sociedad deformada por valores que se predican pero no se viven es el caldo de cultivo de la incertidumbre y la degradación paulatina, donde la infracción es la norma y no la excepción. Así, vemos con tristeza que en muchos espacios sociales, económicos y políticos prevalecen la mentira y el engaño elevados a la “categoría” de fortalezas de unos cuantos, en los que la “viveza criolla” es el sistema que otorga poder y ganancias sin límites, a costa de un Estado -de todos y de nadie-, que la mayoría quiere perjudicarle o sacarle ventajas.

El “ethos”

El endograma, según los estudiosos de las ciencias de la cultura, explica en parte este fenómeno. El endograma es una impronta o matriz mediante la cual los sujetos internalizamos valores, actitudes y creencias propios o ajenos, que se expresan en prácticas sociales conocidas como “ethos”.

La cultura está “llena” de endogramas que dan carácter, diferenciación e identidad a los pueblos y naciones. Las culturas científicas, por ejemplo, tienen un fundamento lógico o racional; en las culturas andinas, en cambio, prevalece el mito: la tradición y la reciprocidad antes que la contraprestación, la astucia y la picardía.

Familia y escuela

Los vehículos para crear endogramas, han sido por antonomasia, la familia y la escuela, como entidades formadoras de valores humanos, y dentro de este contexto, la religión también articuló las creencias, los conocimientos y las prácticas individuales y sociales a un conjunto de valores reconocidos por la comunidad.

Pero hoy, algunos medios y su estrella, la televisión, han colocado en el mismo “saco” a los objetos de consumo masivo junto a los valores humanos, otrora referentes máximos de nuestra cultura. El resultado de esta “ola” de permisividad ha sido un endograma evidente: la amoralidad secularizadora que quita referentes y ahoga el grito de unos pocos que predicamos en el desierto.

Lo grave es que frente a esta gigantesca “ola” la educación no hace nada o muy poco; más bien reproduce el modelo. Alguien decía que el sistema educativo “se colgó” hace algún tiempo. Por lo tanto, ya no educa la escuela, los chicos no leen, los profesores tampoco. La educación ya no crea endogramas –valores- que se conviertan en “carne” de nuestra cultura. Y nos vamos vaciando poco a poco de nuestro ser, llenos de aparatos y tecnologías que “atrapan” a nuestros niños y jóvenes, futuros consumidores de corrupción.

Así, el ritual de cada mañana se repite, cuando vemos y leemos las noticias, y repasamos ingenuamente el gol o el autogol que, de tiempo en tiempo, nos meten nuestros líderes.

¿Disfunción cultural?

Se ha dicho que la racionalidad científica-técnica domina en el mundo. Desde la perspectiva indígena este es un modelo de pensar y sentir “impuesto” desde la modernidad de Occidente.

En el mundo andino, en cambio, prevalece la racionalidad mítica que no ha logrado interiorizar ese conocimiento o endograma nacido de su matriz o impronta cultural.
Una constatación: el discurso pedagógico oficial no ha necesitado de la fuerza para lograr la manufactura de la hegemonía, sino que la cultura subordinada se ha suscrito activamente –a través de signos, símbolos y representaciones, denominados imaginarios o imagos- a los valores y objetivos de la cultura predominante, sin estar los sujetos conscientes, de la fuente de esos valores o los intereses que los conforman.

Se observa así una disfunción cultural, que distorsiona no solo el proceso de enseñanza-aprendizaje. El discurso pedagógico tradicional enseña “lo de afuera” donde existe un torrente de información, pero no de comunicación. No ha llegado a descifrar y descubrir a la cultura propia, “desde dentro”, así como promover la interlocución.

De esta manera, las externalidades dadas por los contenidos del discurso oral y escrito, unidas a la memorización no jerarquizadas por un aprendizaje significativo, predominan sobre la internalización de los procesos y el desarrollo de las sensibilidades, hoy estimuladas por el lenguaje icónico proveniente de las imágenes y los sonidos.

Las repercusiones de este problema, cuyas causas Erika Silva las ubica en la etnicidad, prefigura un país carente de una identidad nacional, fragmentada y con un bajo auto concepto de sí mismo.

El discurso pedagógico y los aspectos del currículo oculto, serían los mecanismos para reforzar una cultura y una ideología hegemónicas, siendo el modelo de reproducción del discurso dominante el eje de la dependencia donde el “enmarcamiento” del docente es muy fuerte.

Quito, ciudad universitaria

Por Fausto Segovia Baus

El burgomaestre Augusto Barrera se hizo cargo de la ciudad de Quito, el pasado 10 de agosto, fecha del Bicentenario del Primer Grito de la Independencia. Ocasión propicia para reflexionar sobre la ciudad y sus principales articulaciones.

Existen ideas interesantes, propuestas de creación de Universidades, ampliación de cobertura a sectores sociales vulnerables, pero ninguno tiene un proyecto consistente que lleve a Quito y sus habitantes, por otros derroteros de cara al futuro.

Hay que reconocer, en primer lugar, que Quito es una ciudad universitaria. Poco se ha hablado y explorado sobre este tema, que confiere a Quito una condición diferente y a la vez un escenario clave para construir una ciudad educadora.

Es cierto: Quito afronta muchos conflictos (tránsito, inseguridad, contaminación y otros), pero ante esta problemática poco o nada investigan nuestras universidades. Sería interesante crear, para empezar, una Red de universidades quiteñas interesadas en estudiar y proponer alternativas, para mejorar la calidad de vida de esta hermosa ciudad, relicario de arte en América y Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En este contexto, una evaluación diagnóstica e integral del subsistema de educación municipal vendría bien, ¿verdad?

Sabemos que la demanda de estudiantes es alta; sin embargo, es necesario y urgente articular estrategias intencionadas para articular el currículo a la vida de los quiteños y quiteñas, a la formación de ciudadanos y ciudadanas preparados para participar en la solución de sus problemas.

Recuérdese que no es posible concebir una ciudad sin ciudadanos activos; no podemos depender de estructuras burocráticas y menos de visiones sin contenido o con un fuerte énfasis clientelar.

¡Quito necesita una educación de calidad, articulada al arte, la cultura, las tecnologías, al emprendimiento y a la defensa de la vida!

Venta de virginidad: un caso insólito

Por Fausto Segovia Baus

La Internet ha comunicado al mundo una noticia singular: Una joven ecuatoriana de 28 años vende su virginidad para salvar a su madre.

Desde la noticia de Lorena Bobbitt, quien cortó el pene de su marido por maltratante, y la agresión de un joven español a una adolescente ecuatoriana en un tren de Barcelona, no hemos tenido casos insólitos como éste.

Evelyn Dueñas -así se llama la compatriota- ha rechazado ofertas como actriz porno e insiste en su propuesta: quince mil euros por su virginidad. Su anuncio ha causado revuelo en el mundo, por la influencia de la mediática en este tipo sucesos, que se alimentada por el morbo. Una cosa es cierta: la venta de la virginidad no ha sido ún acontecimiento común, sobre todo en países como el nuestro que guarda ciertas convenciones morales.

"Tengo a mi madre delicada y quiero seguir con mis estudios", ha dicho a un Diario de Valencia, España. Así explica los motivos que le he han llevado a Evelyn Dueñas, a subastar su virginidad por Internet.

Ella exige condiciones para quienes estén interesados: que el hombre "presente un certificado en el que se diga que está bien de salud. Será una sola noche, iré acompañada, usaré preservativo y solamente habrá penetración, sin caricias". Evelyn ha confesado a la prensa internacional que "el día que se lo cuente a mi padre será duro porque para él la mujer tiene que ir virgen al altar, y sólo para un hombre y no es mi caso".

Esta joven ecuatoriana cuenta cómo a raíz de poner su anuncio, le han ofrecido trabajos de todo tipo relacionados con el sexo: "desde actriz porno a trabajar con hombres ricos, pero yo solamente quiero subastar mi virginidad y ya está".

Evelyn reconoce que “es un sacrificio muy grande, pero yo creo que vale la pena”, ha declarado a Europa Press Televisión, Evelyn Dueñas, quien reside en Valencia, España. Finalmente ha manifestado que su madre tiene un principio del mal de Alzheimer y “otras complicaciones”. Y que necesita el dinero para ayudarla, para pagarle un buen especialista y poder cuidarla en Ecuador, porque su sueldo de empleada doméstica en España es insuficiente.

La joven se autocalifica de profundas convicciones religiosas.La familia ubicada en Ecuador le ha hecho llegar un mensaje: que no desea ese sacrificio. También el gobierno ha expresado su interés en ayudarle, pero ella insiste en su pedido original.

Un caso para la reflexión: las razones de Evelyn son respetables, y constituyen un signo de los tiempos, donde prevalecen la anomia, la secularizaciòn y la crisis de valores humanos.

Es indudable que Evelyn es el resultado del fenómeno de la emigración mal planificada, que ofrece a unos oportunidades y a otros opciones para prostituirse y auto inmolarse en nombre de valores superiores como es la salud de su madre. Pero el fin no justifica los medios.

El ser humano como prójimo

Por Fausto Segovia Baus

El ser humano es un verdadero misterio. Jamás se lo ha podido describir en toda su integralidad. La manida expresión nacida de la burocracia educativa –bio-psico-social- es insuficiente, cuando se trata de conocer al ser humano y sobre todo comprenderlo. Por eso me pareció original plantear el tema no desde su esencia, sino desde su “otredad”: el prójimo.

Esta dimensión -que no es nueva- provee nuevas oportunidades para reflexionar sobre la naturaleza de los seres humanos, en el ámbito de la alteridad, y las posibles acciones en un mundo cada vez inundado por el egocentrismo, cuya matriz se halla en franca decadencia.

Ese “yoísmo” se ha devaluado o está en continua declinación, por obra y desgracia de un modelo de pensamiento moderno, que se instaló no en las máquinas de producción y consumo de objetos desechables, sino en las mentes y los corazones de todas las personas globalizadas del planeta. La alteridad, en cambio, sufrió el desencanto de un modelo perdido –el socialismo de Estado- hundido en la nomenklatura y la opresión por no pensar igual que los amos.

La paradoja se hizo entonces real, al configurarse un mundo unipolar –de origen supuestamente democrático- centrado en el capital y su acumulación desmedida, mientras las migajas caían sobre una mayoría irredenta, deudora eterna de aquellos organismos que se enriquecieron de la pobreza globalizada.

En este contexto, llama la atención –por decir lo menos- el rescate del Estado norteamericano –USD 700 mil millones, en la primera etapa- para salvar el sueño americano –léase el sistema financiero más sólido de la tierra- en tanto los países europeos y asiáticos hacían otro tanto con igual propósito.

La economía no tiene ética, decían sin rubor los inventores del gigantesco sistema que sufre hoy la debacle en sus bolsas. Pero la crisis –todas las crisis planetarias- ha tenido rostro humano- Por eso, no es raro que las economías ubicadas en la periferia esperen recibir los coletazos de la súper depresión que se avecina, tengan o no firmados tratados de libre comercio.

El retorno del ser humano como prójimo –y por extensión de los Estados como prójimos-parece ser la alternativa para sobrevivir en un nuevo sistema que está por surgir en nombre de la solidaridad, única expresión y praxis de la “otredad”.

Los medios y los miedos

Por Fausto Segovia Baus

Una guerra sórdida se ha iniciado en el Ecuador.

El oficialismo con un discurso antimedios, que pulsa la reacción de los medios impresos, televisivos y radiales –a quienes los sanciona moralmente con multas irrisorias-, y también los califica y ubica dentro de los rangos “a favor, neutrales y en contra”, y una ley de comunicación que se recuece, sin la participación de los medios y de otros sectores ciudadanos.

En otros términos, los medios (y los mediadores), por un lado, en defensa de la libertad de expresión, derecho legítimo consagrado en la Constitución, y los miedos (oficiales y no oficiales), por otro, porque la buena prensa investiga y divulga reportajes y datos que no le gustan al régimen, y provoca rescisiones unilaterales de contratos con el Estado por parte de personas allegadas al primer mandatario.

El tema de la comunicación –todos lo sabemos- es muy sensible. Desde los inicios de la revolución ciudadana, los medios y varios periodistas fueron denostados por el discurso oficial, por pertenecer, supuestamente, a una línea de comportamiento diferente a la del régimen. O por no difundir la “verdad” que elaboran los voceros oficiales, expertos en preparar boletines y noticias que dan cuenta de las obras de los ministerios.

Otro dato: antes ningún gobierno tenía en su poder varios medios de comunicación. Hoy, producto, en este caso, del pago de deudas o compromisos de la banca quebrada que el Estado tomó para resarcirse del famoso salvataje, el gobierno tiene un diario público, varias emisoras y canales de televisión, y prepara –espero que no se concrete- nuevas reglas de juego para “controlar” a los medios no oficiales.

La confrontación no es positiva, en los términos como se la ha planteado. Es urgente la búsqueda de encuentros y soluciones concertadas, que permitan, de manera efectiva, el respeto a la libertad de expresión, y se reconozca la rectoría del Estado en cuanto a su capacidad legal para administrar y transferir con transparencia las frecuencias radio eléctricas al sector privado. Pero de ahí a intentar acallar o amenazar a los medios hay una gran diferencia.

La prensa libre es necesaria –indispensable, sería el mejor término- para que la democracia subsista. Si los miedos reemplazan a los medios, la democracia se debilitará aún más, por obra y gracia de un discurso autoritario que, aún en nombre de los ciudadanos y ciudadanas, no tendrá efecto en el largo plazo.

La mediática: nuevo escenario

Por Fausto Segovia Baus

Los militares manejan bien la teoría de los escenarios, dentro de un complejo conjunto de variables e indicadores, para tomar decisiones estratégicas y acciones concretas denominadas tácticas en el manejo de la guerra.

En el mundo civil los escenarios también son utilizados por los cientistas sociales y por aquellos que deben afrontar conflictos, dentro del maravilloso campo de juego que es el poder.

Efectivamente, desde el punto de vista epistemológico –científico- y metodológico, el poder es uno de los temas más fascinantes, que no ha sido descifrado del todo, pero que los politólogos han encontrado algunas pistas, desde diferentes enfoques: Aristóteles y su “zoon politikon”; Rousseau y su “Contrato Social”; Montesquie y su “Espíritu de las Leyes”; Thomas Moro y su “Utopía”; Maquiavelo y el “El Príncipe”; Carlos Marx y “El Capital”, Adolfo Hitler y “Mi lucha”; Manfred Max-Neff y “El desarrollo a escala humana”, entre otros. En la mayoría de autores hay dos líneas en común: la búsqueda de explicaciones de la realidad y la propuesta de lograr la felicidad humana.

Arriba decía que el poder es un campo de juego. Esta frase le corresponde a Huizinga, quien calificó en su obra “El homo ludens”, que la política en un sentido amplio es un eterno juego, en el cual hay jugadores, escenarios, tiempos y situaciones creadas arbitrariamente o simuladas para crear efectos o resultados esperados. La política es entonces un mundo imaginario o real, en el que intervienen actores y actrices –no necesariamente de la farándula- que buscan el poder –algunos con idealismo y otros con no tanto desprendimiento, pues lo utilizan no para servir sino para servirse del poder. De ahí que –se ha dicho- el poder es para los jugadores, pero ahora la cancha no es el estadio ni la tarima sino el escenario mediático.

Así, los medios de comunicación –prensa, radio, televisión e internet, en todas las modalidades y combinaciones- constituyen un nuevo poder o contra poder que entran sutilmente al juego y donde las “piezas” que producimos y transmitimos son los mensajes. ¿El medio es el mensaje?, pregunta MacLulhan. ¿O definitivamente es el “masaje” que adormece las mentes?

Les invito a releer “El homo videns”, de Giovanni Sartori, quien en el capítulo sobre las nuevas tecnologías y la democracia ofrece el panorama o el nuevo escenario de la política que nunca imaginó Aristóteles.

Nuestra riqueza invisible

Por Fausto Segovia Baus

El título tomo prestado de un documento sobre propiedad intelectual publicado por el IEPI (Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual). El tema que trataré será, precisamente, el trabajo creativo que muchas veces ha sido poco reconocido.

La creación es un acto exclusivamente humano. En efecto, solo el ser humano es capaz de pensar, es decir, crear signos y transmitirlos, y también sonreír.
Esta capacidad es, en cierto modo, ilimitada. Pero, ¿qué es la creatividad? Según Edward De Bono, la creatividad es un pensamiento diferente al denominado pensamiento “oficial”, común a todas las personas.

El pensamiento lateral

Sin embargo, ¿qué es un pensamiento diferente? La respuesta es obvia: todos, unos más otros menos, pensamos y transmitimos el pensamiento a través de lenguajes orales y escritos, verbales o no verbales. Este pensamiento –básicamente ideas expresadas en palabras- puede referirse a objetos de la realidad o a sujetos que perciben esta realidad. La percepción inicial se da a través de los sentidos: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Estas percepciones teóricamente son “iguales”, pero, en la práctica, no sucede así: cada persona percibe la realidad de manera distinta, mediante sus propias sensaciones y, sobre todo, sus experiencias.

La creatividad entonces es un trato subjetivo de la realidad, que se expresa de muy diversas formas: el arte, la ciencia, la artesanía, la belleza, y en general la estética. Para De Bono es el “pensamiento lateral”, propio, autónomo y especial, por medio del cual expresamos lo que nuestro interior “ve”, “gusta”, “siente”, etc. Y se diferencia del pensamiento “oficial” porque éste es una copia de la realidad, como una fotografía o un video.

La propiedad intelectual

El pensamiento propio y original que se expresa en ideas, palabras, imágenes, rasgos y dibujos da lugar a la propiedad intelectual, frente a otro tipo de propiedad, la de bienes materiales, como terrenos, casas, vehículos y enseres.

La creación es un bien inmaterial que tiene autores, con nombres y apellidos, y está protegida por normas específicas establecidas en la Ley de Propiedad Intelectual.
Nadie puede, por lo tanto, sin la autorización expresa del autor o autores, tomar un texto, un gráfico, una pintura ajena y asumirla como propia y divulgarla, so pena de quedar incurso en un delito de usurpación de propiedad intelectual.

Los derechos y los deberes

Nuestra riqueza es ciertamente invisible. Es el caso de estos bienes intangibles o culturales, que tienen, como recalco, autores, editores, titulares de derechos y deberes intelectuales.

Lamentablemente, en la sociedad actual el plagio de libros, música y películas no se sanciona. Prevalece la ley de la selva, donde los creadores son perjudicados, especialmente por mafias que se dedican a la ingrata tarea de copiar sin autorización, en nombre de un mal llamado “interés social”.

No sucede lo mismo con la propiedad industrial, que está más protegida. Por ejemplo, la marca Coca Cola es un producto inventado en 1886 por John Pemberton, en Estados Unidos. Desde entonces Coca Cola se fabrica en todo el mundo según una fórmula secreta denominada 7x, cuyos ingredientes constituyen secretos industriales. Y así todos los productos –logotipos, nombres y botellas- y servicios que son debidamente patentados.

Una falsedad

Por eso, no deje de crear y soñar. Todavía no se ha inventado un impuesto a la imaginación. Es incorrecta la frase: “no hay nada nuevo bajo el sol”. Usted puede incentivar la creatividad, pensamiento lateral o pensamiento diferente en sus hijos o estudiantes. De usted depende.

José Joaquín Brunner, en Quito

Por Fausto Segovia Baus


La visita de José Joaquín Brunner, chileno, uno de los científicos más importantes del siglo XX, dejó importantes inquietudes.

Para Brunner una revolución silenciosa ha comenzado: la revolución microelectrónica. Es un nuevo paradigma que, al decir de José Joaquín Brunner, constituye “una revolución semejante o mayor a la industrial, que está dando paso a un nuevo tipo de organización social –del trabajo, los intercambios, la experiencia y las formas de vida y poder- que se sustenta sobre la utilización cada vez más intensa del conocimiento y las tecnologías”.

En este contexto, la educación se encuentra ante nuevos escenarios y desafíos. Se vaticina un giro radical, tan importante como los eventos que dieron origen a la escuela, luego a la educación pública y más tarde a la enseñanza masiva, es decir, a las tres revoluciones que alteraron de raíz el sistema educacional que, como todos sabemos, no se desenvuelve con autonomía, y más bien tiende a ser “el espejo de la sociedad”.

La cuarta revolución –la de las tecnologías de la información y la comunicación- está transformando silenciosamente la estructura y las teorías donde se desenvolvían la escuela y los aprendizajes. Lo curioso es que estos drásticos cambios guiados por fuerzas intelectuales y tecnológicas –y obviamente económicas y políticas -, se hallan fuera del control de la comunidad educativa, según Brunner.

La diferencia entre los cambios anteriores y el actual estriba en que no se trata de que el conocimiento juegue un papel relevante en la economía, en la política, en la cultura y en la educación. Ahora, las nuevas tecnologías “son procesos a ser desarrollados y no herramientas para ser aplicados”. Las tecnologías emergentes producen sistemas cada vez más rápidos y eficientes, y fundamentalmente circuitos de retroalimentación acumulativa, que permiten la difusión acelerada de las innovaciones.

La revolución educacional –siguiendo a Brunner- consistiría entonces en que el conocimiento deja de ser lento, escaso y estable; la institución educativa deja de ser el único canal para el aprendizaje y la socialización; la palabra del profesor y el texto dejan de ser los soportes exclusivos de la comunicación educacional, y el cambio tecnológico lleva a replantear las competencias y las destrezas necesarias para el trabajo, la formación y la vida.

lunes, 10 de agosto de 2009

La transparencia: piel de la democracia

Por Fausto Segovia Baus

La democracia es una experiencia de libertad. Esa libertad es una actitud que se vive y expresa a través de palabras, gestos, movimientos y mensajes verbales y no verbales. La libertad de expresión está mediada por la comunicación, más aún en esta época en la cual prevalece el medio antes que el mensaje propiamente dicho. Pese a ello, la ciudadanía civil está en marcha.


No resulta exagerado manifestar que vivimos en una democracia mediática, donde lo que dicen nuestros dirigentes se amplifican por los sonidos y las imágenes, y forman parte –queramos a no- del comentario cotidiano. La palabra de esos personajes cobra entonces una dimensión extraordinaria, porque ha adquirido una “visibilidad” e impacto notable en las audiencias y en la conciencia de cada ciudadano.

La palabra es poder

Cuando habla el Presidente, por ejemplo, los medios ponen atención, graban sus mensajes y transmiten noticias, en directo o en diferido, al país y al mundo. La palabra del Presidente tiene evidentes repercusiones políticas, económicas y sociales. Por un concepto mal expresado puede crearse un conflicto, bajar o subir el riesgo-país, los bonos de la deuda y nacer una gratuita pugna de poderes.

La palabra es un poder, pero cuando esta palabra lleva a confusiones, equívocos o mal interpretaciones produce el efecto contrario: desconfianza. La palabra del Presidente es la palabra del poder. En ese sentido, la confianza constituye el capital político más importante de un gobernante y de una sociedad, sobre todo en la sociedad ecuatoriana que requiere certezas y un cambio de los modelos tradicionales de hacer política, como se ha anunciado.

Confianza y seguridad jurídica

La necesidad de confianza –padre y madre de la seguridad jurídica de un país- exige de los líderes mesura en sus palabras, aplomo y reflexión ponderada en sus pronunciamientos, y además un atributo clave: responsabilidad política. La palabra reflexiva siempre será una palabra responsable.

En este punto creo que es necesario analizar otras variables. Para un dirigente no es fácil presentarse ante los medios –numerosos micrófonos, cámaras y luces- y encontrar respuestas apropiadas a preguntas a veces irreverentes, contrastantes e incisivas de los reporteros, ávidos de noticias “frescas”. Un Presidente, en nuestro concepto, tiene el deber de comunicarse con su pueblo, pero debe hacerlo en los lugares y circunstancias apropiados. Por excepción está bien una rueda de prensa en la calle. Porque los asuntos del Estado merecen transparencia, eficiencia, responsabilidad y oportunidad.

Comunicación de doble vía

Es cierto: la democracia respira en espacios abiertos. La comunicación de doble vía es necesaria e ineludible; por esa misma razón la certidumbre de la palabra exige escenarios y actitudes compatibles con una estrategia comunicativa que resignifique la palabra de los gobernantes y la convierta en un producto confiable, inteligente, eficiente y responsable.

Hay que fraguar sobre la marcha el camino de una comunicación política que lleve a los gobernantes, a los medios y a los mediadores a un proceso de transparencia real, donde la verdad y la eficiencia sean las columnas vertebrales del gobierno de la palabra. No se saca nada con denuestos y amenazas; tampoco con guerras verbales que producen resultados estériles para todos los actores y fundamentalmente desprestigio. ¡Y una democracia desprestigiada no merece ser NOTICIA!

Nuestro voto por la transparencia que es la piel de la democracia.

Las independencias

Por Fausto Segovia Baus

Historiadores de todo el orbe se reúnen en Quito, por invitación de la Universidad Andina Simón Bolívar.

El tema es interesante: ‘Las Independencias: un enfoque mundial’, como parte del VII Congreso Ecuatoriano de Historia y el IV Congreso Sudamericano de Historia, en el que participarán 300 ponencias a cargo de académicos de los cinco continentes.

La colonización del mundo fue un proceso histórico caracterizado por la conquista promovida por los centros de poder de entonces, sobre territorios y personas considerados baldíos o res nulius, en el caso de las tierras, y herejes o bárbaros, en el caso de las personas. Luego sobrevinieron las independencias, especialmente latinoamericanas, en el siglo XIX, y curiosamente, el crecimiento y auge de los imperios coloniales. El siglo XX, en cambio, se observó la denominada descolonización de Asia, África y el Caribe.

Estos procesos históricos no han sido suficientemente estudiados, sobretodo con una metodología comparativa, que permita identificar escenarios, personajes y hechos desde una perspectiva global.

Las Independencias, en este sentido, tienen caracteres comunes y diferenciados, pero que en su conjunto constituyen ventanas abiertas de pueblos que han exigido libertades y autonomías, cuya expresión más elevada es la auto determinación; es decir, el reconocimiento de capacidades para valerse por mismos y ser reconocidos como Estados soberanos.

En este contexto, la revolución de Quito, del 10 de Agosto de 1809, constituyó un hito cuando una elite criolla -que antes se habían reunido en Los Chillos para preparar la estrategia- destituyó al Presidente de la Real Audiencia de Quito y organizó un gobierno autónomo o Junta Soberana, aunque dependiente del rey de entonces invadido por los franceses.

El Primer Grito de la Independencia fue el punto de partida de un proceso de separación de España y de formación de las nuevas repúblicas, 18 en total, ocurridas desde el 10 de Agosto de 1809 hasta el 15 de Septiembre de 1821.

La Revolución de Quito fue considerada la primera; le siguieron las Revoluciones de Chuquisaca (Sucre) y La Paz, en el mismo 1809, en Bolivia.

En suma, las Independencias sirvieron para lograr la libertad política. ¿Cuándo comenzará la libertad económica?

Las tecnologías digitales

Por Fausto Segovia Baus

“El futuro ya está aquí”, se decía en una conferencia internacional sobre ciencias aplicadas, realizada en Quito, a fines del año pasado.

El futuro está inseparablemente asociado a las nuevas tecnologías que, con el nombre genérico de TIC (Tecnologías de Información y Comunicación), irrumpen en todos los escenarios de la vida humana, con una fuerza prácticamente irrefrenable. Y no se trata solamente del uso inofensivo de herramientas o de aparatos que, de pronto, se han incorporado a nuestra vida cotidiana y mejorado nuestro estilo de vida. La influencia de las TIC va más lejos: han creado una cultura diferente, un paradigma distinto al tradicional bajo el señorío de las tecnologías digitales.

En la antigua Grecia la técnica se llamaba “tecné” o máquina. Y una máquina era el resultado del ingenio humano; de ahí provienen las ingenierías. Estas máquinas, producto de la transpiración y sobretodo de la inspiración, fueron consolidándose poco a poco, hasta transformarse en tecnologías o ciencias aplicadas, ya en términos modernos, con un alto valor agregado o conocimiento añadido.

La era digital se halla vigente, y según los especialistas, apenas está en su ciclo inicial, porque lo verdaderamente nuevo está en gestación, bajo la égida de la biotecnología y sus descubrimientos, y las ciencias nano o nanología –ciencias que rompen con la física tradicional y los conceptos newtonianos-.

Pero, ¿qué son las tecnologías digitales? A diferencia de las tecnologías analógicas que se expresan con una notación lineal de origen pitagórico, las tecnologías digitales usan un sistema binario (0-1), con combinaciones impresionantes, que permiten el almacenamiento, la reproducción y la diseminación de información, a través de redes virtuales entre las que se cuentan la Internet.

Esta revolución tiene implicaciones científicas, políticas, económicas, sociales, culturales, educativas e inclusive militares. En buena parte la economía digital es una realidad y ya se habla de la democracia digital, como un avance y una amenaza. Giovanni Sartori es quien más ha investigado el impacto de la imagen y la informática en la palabra.

En este sentido, ningún ser humano –hombre o mujer- puede abstraerse o substraerse de este fenómeno planetario, so pena de quedarse aislado o marginado.

domingo, 9 de agosto de 2009

La ciudadanía civil

Por Fausto Segovia Baus

El tema de la democracia y la ciudadanía es recurrente y actual, porque debe ser tratado y debatido en todos los escenarios y no solo en los de las élites políticas y económicas, es decir, no solo en las “cumbres”, sino con la gente del Estado llano, con los ciudadanos y ciudadanas que formamos la sociedad civil.

La razón es obvia: el Estado es la sociedad jurídicamente organizada y no depende exclusivamente de los mecanismos de representación, que por ahora han fracasado. Tenemos que aprender a vivir la democracia, como sistema de gobierno y sobre todo como estilo de vida, como un modo de ser en el hogar, en la escuela, en el trabajo y la comunidad. Y ahí, precisamente, está el problema de fondo, porque nos hemos quedado en las formalidades, en las estructuras organizacionales, mientras las estructuras mentales y valóricas se mantienen bajo patrones de dominación y en ocasiones de sumisión.

Si combinamos esta reflexión con las situaciones que ha vivido el Ecuador en los últimos años, las conclusiones son realmente preocupantes. Pero hay esperanzas.

Cuatro puntos

Cuatro puntos serían la clave para fortalecer el sistema democrático, hoy lamentablemente caracterizado por la inestabilidad, la corrupción y la impunidad.

Es urgente, en primer lugar, la articulación de la gobernabilidad a procesos reales y efectivos de inclusión económica, política y social. La pobreza es realmente incompatible con la democracia. En segundo lugar, se debe promover la educación cívica y política desde los primeros años de escolaridad, a fin de que se geste progresivamente una cultura democrática. En tercer lugar, es necesario plantear una reforma integral del Estado con nuevos partidos políticos, nacidos de la ciudadanía y no de cúpulas que fortalecen los cacicazgos y los grupos de poder económico y político; y en cuarto lugar, se requiere una agenda básica para resolver los problemas emergentes: la salud, la educación, el empleo, la justicia y la seguridad humana.

Es injusto, en este contexto, acusar al Ecuador en el sentido que ha “aprendido” a tumbar presidentes. Lo que sucede es que el Ecuador se ha dado cuenta –aunque tardíamente- de que eligió mal a sus gobernantes o que sus mandatarios violaron la Constitución y no cumplieron sus promesas electorales.

Por eso, la construcción de la democracia plena depende de varios factores: de leyes, por supuesto, pero también de aprendizajes, procesos y cambios, a veces dramáticos, que el pueblo ejerce para respetar y hacer respetar su soberanía violada por aquellos que juraron defenderla.

Cuando los gobiernos se distancian de la sociedad y utilizan el poder no para servir, sino para servirse de él, se consolidan las clientelas y populismos. Por lo tanto, la democracia es un proceso mental antes que una norma; es un valor de carácter social, ético y estético; y una actitud frente a la vida. Y este proceso pasa necesariamente por la educación política y la participación ciudadana. En suma, por la ciudadanía civil.

Aprender a convivir

La ciudadanía tiene elementos objetivos y subjetivos. Cada persona, hombre o mujer, sea niño, niña, joven o anciano es ciudadano; por lo tanto, debe ejercer sus derechos y obligaciones. La ciudadanía tiene responsabilidades, dentro de un marco de referencia jurídico que se halla en la Constitución Política. En estas dos páginas revisaremos cuatro elementos fundamentales de la ciudadanía civil.


IGUALDAD ANTE LAS LEYES


La Constitución Política del Estado Ecuatoriano establece con toda claridad la igualdad jurídica de todas las personas ante la ley, independientemente de su condición social, económica, política o religiosa, así como por el sexo, la edad o estado civil.

Esta posición nace de la doctrina de los derechos humanos y, obviamente, de la concepción ontológica (de “ontos” igual ser) que confiere a cada persona la dignidad de catalogarse como tal, y al Estado, esto es, la sociedad organizada, la capacidad para cumplir y hacer cumplir este principio básico.

A más de la Constitución, los Tratados Internacionales protegen los derechos de las personas, y establecen salvaguardas para que nadie, sin excepción, se quede sin protección. Sin embargo, en la práctica la igualdad ante las leyes deja de ser un precepto y no una norma que se aplica, por la desidia de las autoridades y porque la propia ciudadanía no consciente de esta realidad.

Los derechos no se cumplen, y los deberes tampoco. Reina la impunidad por la falta de una verdadera educación cívica y ética, y sobre todo por la incuria de un modelo de sociedad que privilegia el poder del dinero y el prestigio.

Los casos son numerosos. Los indígenas y afroecuatorianos son generalmente discriminados, en los escenarios sociales, económicos y políticos. Se dice –por ejemplo- que “las leyes son para los de poncho”. Los inmigrantes también afrontan muchos problemas, así como las mujeres y los niños.

Aunque la Constitución ecuatoriana ha incluido algunas disposiciones, al reconocer el carácter de sus culturas, todavía falta mucho para lograr una interculturalidad. Prevalece el racismo, la discriminación y lo más grave: la exclusión. La ciudadanía civil descansa sobre la igualdad jurídica de las personas antes las leyes.

DERECHO A LA VIDA

La vida es el principal valor de la persona humana. Sin el derecho a la vida no existen los demás derechos. La vida merece una protección antes y durante del desarrollo de las personas.

Las tendencias abortistas, que se expresan en la legitimación del aborto, constituyen graves atentados a este derecho fundamental. En el derecho a la vida se asienta la existencia misma del Estado.

Cuando hablamos del derecho a la vida nos referimos no solo al respeto a la existencia humana, sino a crear las condiciones para que todas las personas, sin excepción, sean viables, es decir, bien formadas en los físico, intelectual, moral y espiritual.

Los seres humanos, en efecto, no solo necesitamos alimentación, vestuario y educación. Cada persona es diferente, única e irrepetible. Más de un autor se refiere que los seres humanos tenemos “hambre de caricias”; necesitamos afecto, comprensión y aprobación social. Todo, en su conjunto, representa el derecho a una vida digna.

El derecho a la vida, por tanto, está unido inseparablemente al concepto y praxis de seguridad humana, que incluye la atención primaria de salud, la educación inicial y básica, así como las condiciones fundamentales para ejercer un empleo digno y permanente. También incluye la seguridad ciudadana, la protección ante la trata de blancas y el nuevo delito del denominado “coyotaje”.

En este contexto, la condición de los presos sin sentencia, el maltrato de las mujeres (que sube en aumento), así como de las niñas y niños trabajadores, deben considerarse. El problema de la delincuencia también es conflictivo.

El Estado de derecho es el marco institucional adecuado que hace posible el respeto del derecho a la vida. La ciudadanía no puede dejar pasar los atentados contra la vida, que se suceden a diario, no solo en calles y plazas sino en la propia familia.

LA JUSTICIA

La justicia es un valor esencial de las relaciones entre las personas y los pueblos. Se entiende por justicia la equidad, la búsqueda de un sano equilibrio entre los derechos y los deberes. Justicia –dicen los expertos- es dar a cada uno lo que le corresponde. Y esa decisión corresponde prioritariamente a los jueces y a la administración de justicia en general.

El sistema económico y social imperante se caracteriza por la concentración de poder y capital en pocas manos, y por la exclusión de bienestar de las mayorías. En este sentido, el modelo que nos rige es injusto y excluyente. Pese a ello, es deber del Estado y de los organismos encargados de administrar justicia, cumplir y hacer cumplir la Constitución.

Ningún ciudadano o ciudadana puede ser obligado a declarar en su contra; nadie puede atentar contra su morada o domicilio, o ser privado de la libertad por deudas. La justicia deber ser ciega y transparente. Este principio no se aplica. Se ha demostrado la existencia de sistemas corrupción generalizada, que incluyen a los jueces y fiscales.

La ciudadanía civil debe exigir el cumplimiento de las leyes y reglamentos, y denunciar las inmoralidades, para que los delincuentes sean sancionados.

Los medios de comunicación también tienen una tarea primordial: dar conocer los actos de corrupción e impedir que campee la impunidad.

Los modelos de justicia pueden y deben enseñarse en las aulas escolares y en las familias, mediante el ejercicio pleno de la justicia en esos espacios, en la negociación de conflictos y en la búsqueda de soluciones alternativas que no impliquen violencia.

Los jueces, finalmente, deben ser escogidos por la propia ciudadanía, y garantizarse la administración de una justicia despolitizada y despartidizada.

EL DERECHO A LA INFORMACIÓN


Hace poco el Ecuador aprobó una ley que favorece la información. En términos jurídicos se conoce también como “hábeas data”, es decir, la capacidad para obtener información y buscar por todos los medios legales posibles, la verdad.

En esta era de la información este derecho es clave para todas las sociedades. El derecho a la información está unido al derecho de la libre expresión del pensamiento, o libertad de prensa. Sin información no hay democracia ni derechos humanos.

La información es importante porque nos permite acercarnos a la realidad y establecer las condiciones para que nadie, sin excepción, pueda tener desventajas o carecer de iguales oportunidades.

Se reconoce que la información es un poder. Este poder no es discrecional de las autoridades, sino un derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas. El libre acceso está garantizado, salvo, claro está, a las informaciones que tienen relación con la seguridad nacional. La información y el derecho a la información no son exclusivos de los periodistas o comunicadores, sino de toda la ciudadanía.

En efecto, cada ciudadano tiene derechos y deberes. Derechos, en cuanto al libre acceso, en los términos y condiciones mencionadas, a las que se unen el respeto a la honra de las personas y las instituciones; deberes, en función de sus responsabilidades en cuanto a respetar los derechos de las otras personas, la propiedad intelectual y la ética, por ejemplo.

La información tiene vigencia en el derecho público y en el derecho privado. El Estado tiene información sobre los ciudadanos, pero no puede –salvo excepciones- divulgarlos. Asimismo, la sociedad tiene derecho a obtener información las acciones e inversiones que hace el Estado con los recursos de sus ciudadanos y ciudadanas. Esto se denomina rendición de cuentas.

El poder según la semiótica didáctica

Por Fausto Segovia Baus

Revertir con investigación y pasión, con ciencia y conciencia, antes que capitular ante el estatus quo -caracterizado por el “vacío ético” y las desigualdades abrumadoras- es un desafío del docente del tercer milenio.


Descifrar el problema del poder a través del estudio de la semiótica didáctica no es una tarea fácil, pero ante la omnipresencia del currículo oculto que continúa operando, no obstante y a pesar de lo que describe el currículo abierto, resulta subyugante realizar un ejercicio investigativo serio, que busque alternativas teóricas y metodológicas para indagar algunas aristas del problema, a través del análisis del discurso pedagógico y el currículo oculto que desplaza, en la práctica, los ideales educacionales profesados.

La teoría crítica

Una de las alternativas se inspira en la teoría crítica que se fundamenta en la afirmación que los “hombres y mujeres somos en esencia libres y que habitamos un mundo repleto de contradicciones y asimetrías de poder y privilegios”.
La teoría crítica, en efecto, aprueba los enunciados que reconocen los problemas de la sociedad como algo más que simples hechos aislados de los individuos o deficiencias de la estructura social. Individuo y sociedad están inextricablemente entretejidos; en consecuencia, la teoría crítica intenta trazar interacciones desde el contexto a la parte, desde el sistema interno al hecho, lo cual revela un pensamiento definitivamente dialéctico, en la medida que reconoce a la educación superior como un espacio de reproducción de saberes dominantes, ante lo cual sería posible, lejos de los determinismos y ultrismos, la construcción social de los conocimientos o optar por la estrategia del “conocimiento emancipatorio”, que es la posición central de Jürgen Habermas.

Misiones trascendentales

Aunque es verdad que nunca podremos escapar de las ideologías, el docente de educación básica en nuestro concepto, tiene dos misiones trascendentales: revelar cómo la subjetividad es construida y legitimada por medio de los discursos pedagógicos, y desafiar las relaciones imaginarias que los estudiantes viven, relacionadas con las condiciones simbólicas y materiales de su existencia.

La labor del docente no es neutra

La labor del docente no es, por lo tanto, neutra; no es “inocente”. Si no hay esfera neutral, ¿cómo articular la experiencia del estudiante con los objetivos de aprendizaje?

El discurso del docente no puede quedarse en la denuncia social o en la disonancia cultural. El maestro debe ser consciente que el lenguaje, el conocimiento y el poder están fuertemente unidos.
Revertir con investigación y pasión, con ciencia y conciencia, antes que capitular ante el estatus quo -caracterizado por el “vacío ético” y las desigualdades abrumadoras- es un desafío del docente del tercer milenio.

Algunas constataciones

•La naturaleza y el impacto de los mensajes –conscientes e inconscientes- del docente en sus alumnos (la transmisión reproductora de la herencia cultural).

•El análisis del discurso pedagógico, en la educación básica, –poco estudiado en nuestro medio- y sus repercusiones en la formación o la deformación –en casos- a través del uso social del discurso, la intencionalidad que trae aparejada y, por supuesto, sus posibles efectos en el ser y el modo de ser de los niños, niñas y adolescentes.

•El inventario de las formas narrativas y discursivas, como paso previo para identificar el meta discurso que subyace en “lo dicho y lo no dicho”, es decir, en el texto y el currículo oculto, y su problema básico: la naturaleza de los objetos del saber –modales o propiamente semánticos- que comunican los docentes.

•Si bien existen algunos estudios sobre los textos escolares, la importancia de la comunicación lingüística y muy particularmente de la semiótica didáctica y la incidencia del currículo oculto en los aprendizajes, no han sido considerados como objetos de investigación prioritarios en el ámbito de la educación básica.

•Se advierte, por tanto, la poca o ninguna articulación existente, en el plano fáctico, entre la comunicación y la pedagogía, para la construcción de mensajes con intención educativa, sobre la base de análisis rigurosamente científicos del discurso pedagógico y propuestas para construir nuevas capacidades narrativas.

•Lo anterior establece la grave incidencia de la educación de corte reproduccionista, en general, y de la pedagogía que mutila la narratividad, en particular, en el desarrollo del pensamiento y la formación de valores del estudiante ecuatoriano, que se expresan, en este caso, en distorsiones o arquetipos discursivos, verbales o no verbales, que contribuyen a instaurar un modelo autoritario y hegemónico generador, correlativamente, de baja autoestima y sentimientos de inferioridad reconocidos en varios estudios precedentes.

•Por último, es indispensable subrayar la necesidad de encontrar en un nuevo discurso pedagógico y en las nuevas capacidades narrativas, la raíz de un cambio cualitativo de la sociedad, en el que la escuela debe influir y así mejorar los aprendizajes y formar un discurso crítico en los estudiantes.

Televisión para el desarrollo

Por Fausto Segovia Baus

El mundo actual está cada día más condicionado por las imágenes visuales y sonoras, las cuales influyen sobre nosotros y sobre los niños, niñas y adolescentes, de manera inconsciente y difusa. Nuevos lenguajes audiovisuales influyen cada vez más en nuestras vidas. ¿Nos allanamos a ellos o vislumbramos una nueva estrategia de interaprendizaje? Qué nos dice la televisión para desarrollo.

Con Gutenberg nació un tipo de ser humano que vienen configurándose desde siglos: el ser humano del texto y de la letra es un ser humano reducido en su capacidad de comprensión y expresividad.

Ahora aparece en el quehacer humano la imagen y el sonido, amplificados al máximo, que golpean y proyectan lo más íntimo de nuestra estructura, y dan a luz al ser humano audiovisual.

Esta amplificación y universalización de la imagen y del sonido genera un cambio cultural importante, que se traduce en el cambio de los procesos de percepción y la concepción de los objetos y las ideas.

Y nos guste o nos disguste, el hecho está allí: existe una nueva cultura audiovisual, que trastorna el equilibrio cultural anterior. Como consecuencia, nuestros hijos y estudiantes ya no son iguales que nosotros en aquellas circunstancias.

Algo ha variado. Para unos son los valores que han entrado en crisis; para otros, un nuevo modo de comprensión del mundo y de sí mismo; y para unos terceros es el cambio de una concepción de la vida, producto del mercado, que compra y vende bienes y servicios, y también ideas e ideologías a través de la televisión.

Pero el problema es de fondo: el lenguaje audiovisual es diferente al lenguaje escrito. El primero impacta a los sentidos, a las sensibilidades; el segundo se relaciona con el raciocinio, la razón o el pensamiento. El primero es polisémico, es decir, lúdico-afectivo, concreto, dinámico y asociativo. Afecta más a la fantasía y a la afectividad que a la racionalidad humana. Difiere del lenguaje verbal escrito que es analítico, diferenciador, abstracto, racional y lineal.

En otros términos, mientras el lenguaje audiovisual se objetiva en la ficción narrativa y en el espectáculo lúdico, el lenguaje verbal se objetiva en los libros y en los textos.

La cultura racionalista exige entonces una televisión que difunda la alta cultura, la escuela y la ciencia, pero los códigos visuales y musicales son diferentes, propios del lenguaje audiovisual que, como hemos mencionado, inevitablemente tienden hacia la ficción, la fantasía y el ludismo.

Sin embargo, los estudios cualitativos de recepción muestran de manera consistente que los programas televisivos presentan dos modos diferentes de aprendizaje: uno analítico-racionalista y otro narrativo-experiencias, pero ambas formas de conocimiento ponen en ejercicio lenguajes diversos, cuyas competencias se relacionan con los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho.

Así, este modo de conocimiento y de gratificación emocional a través del lenguaje lúdico-afectivo, permite comprender la masiva popularidad, por ejemplo, de las telenovelas, por sobre géneros televisivos más informativo-conceptuales.

El vídeo, por su parte, medio que tenido un gran desarrollo en los últimos tiempos, aparece muy útil en el trabajo educativo grupal, porque incentiva la discusión y motiva las reuniones. Y por su carácter grupal no lo hace competitivo con la radio local ni con la televisión; más que medios que medios excluyentes son complementarios.

En este sentido una televisión para el desarrollo supone un esfuerzo importante para robustecer la autoconfianza y como grupo cultural, tanto en el papel de productores como protagonistas sociales. Y porque los nuevos lenguajes también ayudan a construir mediaciones pedagógicas alternativas, a través de la formación de audiencias activas, creativas y motivadoras, antes que pasivas, manipuladas y moldeables.

El discurso de la imagen

Por Fausto Segovia Baus

La revolución de las tecnologías constituye un cambio radical de las instituciones y de las actitudes de los individuos. En la actualidad no hay actividad humana que no tenga una relación directa o indirecta con la TICs o Tecnologías de la Información y la Comunicación. Vivimos el nuevo discurso de la imagen.

La prensa, la radio, la televisión y la Internet son medios masivos que, en la práctica, se han convertido en escuelas paralelas. La satanización de los medios y de la cultura mediática, de acuerdo con las investigaciones, no lleva a ningún lado. Hay que convivir con su presencia –u omnipresencia de estos aparatos y sus mensajes-, buscar mecanismos para una educación audiovisual y construir una pedagogía de la imagen.

Las protestas contra la televisión y otros medios pueden resultar estériles, si toda esa energía no se la invierte en propuestas o alternativas.

La nueva educación

El sistema educativo, con algunas excepciones, se mantiene dentro de parámetros tradicionales. Prevalece el dictado, el enciclopedismo, la memorización y a veces ni eso: la educación formal se vacía progresivamente de cultura y se halla desfasada, inmovilizada en las cuatro paredes de un aula, cuando el mundo gira alrededor de la comunicación y la intercomunicación.

Esta realidad no se la puede ignorar, negar o combatir, cuando la importancia de la comunicación cobra fuerza día a día. Así, aunque parezca descabellado, la nueva educación debe incorporar críticamente el discurso de la imagen, para desarrollar propuestas innovadoras, concibiendo creativamente alianzas con la prensa, la radio, la televisión y la Internet, para ganar responsablemente espacios para la libertad y la responsabilidad.

No a la hostilidad

Un punto de partida es el hecho de que el trabajo con los medios de comunicación no puede considerarse una actividad más, sino una estrategia pensada e intencionada –tan importante como el libro de texto, porque en cierto modo la imagen es también un texto-, que lleve a los estudiantes, con la facilitación del profesor, al descubrimiento de la realidad, al encuentro con su medio inmediato –la sociedad, la naturaleza y el mundo-, y a la solución de los problemas reales de la vida.
La hostilidad hacia los medios se debe en parte o es consecuencia del temor a la competencia que tienen ciertos profesores, que se sienten amenazados por el protagonismo, especialmente de la televisión, que les quita espacio y discurso.
Hoy –queramos o no- nuestros chicos y chicas son ciudadanos y ciudadanas del mundo, hijos de la televisión. Y están signados por un nuevo paradigma, cuyos códigos los adultos no comprendemos.

Actitud abierta

Pero hay algo más profundo: prevalidos de una relación jerarquizada y vertical, paternalista y autoritaria, los adultos no admitimos fácilmente las relaciones horizontales y peor estamos en condiciones de inferioridad con respecto a nuestros hijos o nuestros alumnos, que manejan los códigos audiovisuales con suficiencia y fascinación.

Por eso, sólo con una actitud abierta hacia los medios lograremos cambiar las escuelas, porque, en realidad, el currículo oficial está desbordado. El currículo oculto, no escrito, no verbal se impone.

Los medios deben entonces incorporarse como ejes transversales del currículo, y en ocasiones ser trabajados como la música, la pintura, la literatura y otras artes, y como apoyo al Lenguaje, a las Ciencias Sociales, a las Ciencias Naturales, la Filosofía y la Matemática.

Recordemos que los medios de comunicación masivos representan la mediación entre la cultura social y la escolar. ¿Cómo podemos alejar del aula los instrumentos culturales de mayor impacto social? No hay alternativa: tenemos que educar para la imagen. La pedagogía de los medios se impone. Porque el impacto de la imagen es más fuerte que la palabra.

La escuela invisible: nuevas visiones a antiguos problemas

Por Fausto Segovia Baus

La “otra escuela” existe. Aquella que no se la ve, pero que forma parte de la cotidianidad y que marca para siempre a sus actores.

Los gobiernos, los padres de familia y los propios estudiantes se preocupan de las condiciones internas y externas de la escuela: profesores, plan de estudios, infraestructura, equipamiento, material didáctico, biblioteca patios y letrinas. Sin embargo, ¿quiénes se interesan por la aplicación del modelo educativo –si existe-, los métodos de enseñanza aprendizaje, la vida escolar como proyecto cultural y ético, y las condiciones vitales de los niños y niñas que asisten a los planteles, especialmente públicos?

Hay que reconocer que existen esfuerzos y programas cualitativos en esa línea, como la reforma del currículo en proceso, la capacitación de los profesores, y otros como la alimentación escolar, los útiles escolares gratuitos y la distribución de uniformes que se inscriben en criterios de equidad social. Pero, ¿está afrontando el sistema educativo el problema de la deserción y repetición, que llega a cifras alarmantes?

Los factores asociados

La escuela invisible no es sino la otra cara de ese mundo invisible –cultural, económico y social- que forma parte del subdesarrollo biológico y mental que afrontan nuestros pueblos, especialmente en los sectores urbano-marginales y rurales, y que forman parte del atraso estructural.

Los factores exógenos o asociados inciden poderosamente en la calidad de la educación, y obviamente en el rendimiento escolar: “la necesidad de trabajar, la desnutrición, los problemas de salud, la distancia y el tiempo que tardan estudiantes y profesores en acudir a la escuela”, según Ernesto Schiefelbein.

Y la tragedia subsiste. Porque la deserción escolar es una verdadera tragedia en lo emocional, social y económico ya que el Estado sostiene un sistema muy bueno en cobertura (95%), pero deficiente en los mecanismos de retención de los niños y niñas que son lanzados, virtualmente, a la calle en busca de sobrevivencia (50%).

¿De qué sirve que el Estado aumente cada año su presupuesto en el 0.5 del PIB, si no tiene estrategias concretas para superar este problema estructural?

Educación, salud, empleo

Los especialistas en documentados análisis establecen que el problema es real, pero que la solución escapa usualmente a la responsabilidad propia del sector educativo, porque es necesario articular acciones con los sectores de salud y empleo, que corresponden a políticas públicas de los gobiernos.

Esta sectorización que sirvió para fines de planificación en el siglo XX ya no sirve en la actualidad. Las políticas de desarrollo humano son unívocas e integran los ámbitos del desarrollo social íntimamente vinculadas a las del desarrollo económico, y operativamente están unidas, según los índices de desarrollo humano, reconocidas por las Naciones Unidas: la escolaridad, la salud, la nutrición y el empleo.

Acciones prioritarias

En el contexto micro educativo es urgente algunas acciones prioritarias: articular los Proyectos Educativos Institucionales –los PDI- a una reforma consistente del currículo que integre los aspectos invisibles, que por estar “implícitos” han servido para marginar y excluir; fortalecer las organizaciones de comunidad y a falta de ellas promover grupos de trabajo y programas asociados a la calidad, con la intervención activa de estudiantes, padres y profesores; integrar a nivel local la escuela, el centro de salud más próximo y las empresas del sector; fomentar la gestión escolar, a través de mecanismos de rendición de cuentas, que permitan la construcción de una sociedad democrática; realizar un seguimiento de los niños y sus familias, que dejan de acudir a la escuela.

No se olviden que el propósito fundamental de toda educación es preparar para el mundo de la vida. Y ello implica dos acciones o actitudes concurrentes: el cuidado y atención de uno mismo, y el cuidado y atención de los demás. Insistamos en lo primero y luchemos por lo segundo, como hacían los antiguos griegos: por el cuidado de los ciudadanos y la ciudad.


Modelo preventivo

Los índices de calidad educativa, dentro de un modelo preventivo, se agrupan en tres categorías:

•Las que expresan relaciones entre los ‘inputs’ o entradas al sistema educativo y la escuela y los valores sociales: sistemas de admisión de estudiantes y profesores; equidad de acceso (qué alumnos ingresan y quiénes desertan y por qué); equidad en la asignación de recursos humanos, materiales y económicos. En síntesis, indicadores de igualdad de oportunidad educativas.
•Las relaciones entre la estructura, procesos sociales, curriculares e instructivos en las instituciones educativas, valores, expectativas y necesidades sociales: estructura de autoridad y participación en la toma de decisiones; clima institucional, validez cultural del currículo y de los sistemas de evaluación.
•Las que regulan las relaciones entre los objetivos y los resultados educativos, por un lado, y las expectativas y necesidad sociales, por otro. La rendición de cuentas es clave en esta estrategia.

sábado, 8 de agosto de 2009

La ciudad como proyecto educativo

Por Fausto Segovia Baus

Deleuze, en La ciudad de Pericles, decía que “las relaciones humanas comienzan con una métrica, una organización del espacio que sostiene la ciudad. Un arte de instaurar justas distancias entre los hombres, no jerárquicas sino geométricas”.


Estas relaciones generalmente han sido jerarquizadas por modelos de comportamientos y conceptos de lo que debe ser una ciudad, sobre la base de intereses de poder, es decir, jerárquicos, antes que nacidos de los consensos y acuerdos.

Estamos convencidos que la ciudad es un espacio real para la educación de sus ciudadanos y ciudadanas. En efecto, “la educación unida a la ciudad supera los espacios formales e institucionales y rescata la capacidad del ser humano para el asombro y para múltiples lecturas de sus espacios cotidianos”.

El proyecto de Ciudad Educadora radica entonces en un propósito fundamental: generar desde la ciudad un nuevo tipo de educación ciudadana que ofrezca a todos -y muy especialmente a los niños, jóvenes y adolescentes- referentes necesarios para descubrir su ciudad, amar su ciudad y respetarla, sobre la base del respeto profundo del otro.

Reconocemos que el currículo de Estudios Sociales sobre esta materia es limitado. Es urgente buscar mecanismos creativos para, desde los sujetos, construir un imaginario de ciudad que ayude a actuar sobre los problemas y encontrar socialmente las soluciones.

Esto implica, naturalmente, un plan emergente de carácter interdisciplinar, la formación de un nuevo tipo de docencia y una escuela innovadora con otros valores, procesos y contenidos, de carácter no reproduccionista que den piso –esperanza, diríamos- a una pedagogía para vivir en una ciudad donde los conflictos son los escenarios naturales de la vida. Esta pedagogía es el aprendizaje centrado en la resolución de problemas conocido como ABP.

El reconocimiento del conflicto como esencia de la pedagogía es el primer paso para formular objetivos, procesos y contenidos y, por supuesto, a encontrar las soluciones. El estudio de los lenguajes y lecturas de la realidad plantea, desde la comunicación educativa, un mecanismo para formar ciudadanos conocedores de sus derechos y, sobre todo, de sus deberes, desde la perspectiva de la no violencia activa.

Manuel Castells ha realizado algunos estudios sobre la ciudad en la era de la información. Según el citado investigador los espacios de interacción humana se han ampliado gracias a las nuevas tecnologías de la información, que no agotan ni subsanan, desde luego, las evidentes fragmentaciones de la sociedad moderna, donde emergen el desorden y las violencias de todo tipo, especialmente en territorios juveniles.

El modelo de ciudad que oficializa una socialidad urbana fundada en una alteridad amenazante no puede realizar la democracia, ni darle juego a la necesaria pluralidad que la sustenta.

Cuando la fuerza física es el valor de cambio no cabe otra alternativa que pensar en un proyecto educativo de la ciudad para sus ciudadanos y de los ciudadanos para su ciudad.

Verdad, libertad, responsabilidad

Por Fausto Segovia Baus

En un curso de periodismo el profesor Javier Restrepo, periodista, escritor y editor de varios periódicos colombianos de prestigio, y uno de los académicos más relevantes de América Latina, confesó haber realizado una investigación sobre los códigos de ética periodística del mundo.

El universo investigado fue 60 códigos de ética. Y uno de los hallazgos más importantes fue la identificación de tres principios básicos del periodismo: la verdad, la libertad y la responsabilidad.

Hoy que se ha puesto en tela de duda este patrimonio moral del periodismo, vale la pena reflexionar sobre estos principios, que sirven de ideales y en ocasiones de referentes, que todo periodista y todo medio tienen el deber de cumplir y hacer cumplir.

‘La verdad os hará libres’ dijo Cristo, cuando fue interpelado por el poder. Pero, ¿qué es la verdad? Aristóteles, creador de la Lógica, antepuso a la verdad, la falsedad. Por lo tanto, hay juicios verdaderos y juicios falsos o mentirosos. Lo verdadero es lo que más se acerca a la esencia, a la naturaleza de las cosas, a su propia identidad. La verdad, entonces, es lo que es, empero, la aprehensión del ser no es fácil, porque debe ser conocida por los sujetos, que son finitos y contingentes. En consecuencia, la verdad es rigurosamente objetiva, pero humanamente es intersubjetiva y relativa.

La libertad es la otra cara de la verdad. Es la opción de elegir, de mirar la realidad e interpretarla, de asumir mediaciones y contrastarlas o verificarlas antes de comunicarlas. La libertad de expresión es inherente a la búsqueda de la verdad. Y sin libertad no hay responsabilidad posible.

La verdad, la libertad y la responsabilidad son valores que se integran y complementan. Estos valores se fortalecen en la democracia.

Javier Restrepo dio una lección de honestidad intelectual, cuando subrayó que ningún código de ética es válido, por más que esté escrito y aprobado, si no hay respeto a la vida y al modo de pensar diferente. Los límites están allí: la verdad absoluta no está en el Estado ni en los medios, sino en la capacidad para crear mediaciones responsables, que tengan como objetivos la defensa de la persona humana y sus derechos fundamentales.

La democracia es pluralidad y descansa necesariamente sobre la verdad, la libertad y la responsabilidad. ¿Qué opina usted?

La familia amarilla: un tema de debate

Por Fausto Segovia Baus

A dos años y medio de la revolución ciudadana, la graciosa parodia en dibujos animados, la familia amarilla de Los Simpsons, ha sido tomada en cuenta luego de muchos años de sintonía en horas estelares. ¿Por qué ahora y no antes? Existen algunas razones.

La familia amarilla más famosa del mundo reabre el debate sobre los destinatarios reales de la famosa serie animada norteamericana. Sin ninguna duda, la serie recrea con toda la ironía posible el estilo de vida norteamericano, que muestra a todas las audiencias el ideal, pero lleno de contradicciones. Por lo visto, el tema no es cuestión solo de públicos y horarios, sino de algo ideológico, como puede suponerse.

Los Simpson han ganado numerosos premios desde su estreno como serie, incluyendo 24 premios Emmy, 24 premios Annie y un premio Peabody. La revista Time la calificó como la mejor serie del siglo XX, y recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Pues bien, ahora le tocó el turno en el Ecuador a Los Simpsons, que está calificada para adultos, quienes supuestamente tienen capacidad crítica, pero que, curiosamente, es vista por millones de niños y jóvenes en todo el mundo.
Los Simpson –según los expertos- tienen un humor que merecería una mente adulta para ser comprendidos. Homero Simpson demuestra ser el hombre tipo de la sociedad americana: aparentemente tonto, despistado, con barriga llena de cerveza, que se pasa los días en la taberna de Moe, emborrachándose, y es un mal padre, aunque en el fondo funge como muy buen tío. La familia amarilla, que vive en un pueblo ficticio llamado Springfield, se completa con Bart, pillo como él, la hija prodigio, la ama de casa, resignada y la pequeña Maggie quienes recrean un gran ambiente para la serie más vista del planeta.

Los Simpsons –quien lo creyera- disponen de un gran componente educativo que los adultos deberíamos aprovechar si queremos entretenernos y a la vez tomar conciencia del tipo de sociedad que realmente nos muestra Groening, el creador de la familia amarilla.

Sería bueno que las famosas cadenas también pasen en horas para adultos con espíritu crítico, y no en momentos en los cuales las familias desean vivir al margen de los líos del autodenominado pelucón “ligth”, creador del culebrón más actual de la revolución ciudadana.

Poder y contra poder

Por Fausto Segovia Baus

El conflicto de poderes ha sido una constante en la vida republicana del Ecuador. La realidad del poder ha sido poco estudiada por la academia, aunque, hay que reconocer, se han escrito buenas enciclopedias sobre la política.

¿Qué es el poder? ¿Qué existe detrás de él? ¿Existe el contra poder? ¿Los medios de comunicación son, en esencia, un contra poder? Si lo son, ¿quién les ha otorgado esa condición?

Las teorías del poder son fascinantes. Aristóteles fue el primero en intentar descifrar, a través de la lógica, el zoon politikón, esa compleja entidad que conduce al ‘animal político’ a optar por el bien común o por el egocentrismo desenfrenado. Grecia y sus divinidades activaron una cultura favorable al expansionismo, que fue emulada por Roma, sus emperadores y cónsules; Cristo, maestro y mesías, estableció la doctrina del amor, como fuente de poder, y su vocación preferencial por los pobres. Más tarde sobrevino el crucial maridaje entre el poder espiritual y el militar con Constantino, y luego las raíces de la modernidad al terminarse el Medioevo y comenzar las monarquías –con “el Estado soy yo”, de Luis XIV- y su anti poder –la burguesía-, que se consolidó con la Revolución Francesa y la Revolución Americana…

Lo demás es historia casi reciente que dio paso a la Revolución Bolchevique, que duró apenas 70 años, desde 1917 a 1987; el nacional socialismo, con Hitler y sus lugartenientes, que diezmaron a media humanidad, y la denominada globalización, dominada por la tecnología, pero, a su vez, cuestionada por su exagerada concentración de riqueza y poder, y la ausencia de bienestar para quienes no entran en la égida del mercado.

Con el advenimiento de los medios de comunicación nació un poder –contra poder, sería exacto- no sujeto a elecciones ni a candidaturas, sino a un derecho y un deber correlativo: la libertad de expresión, asociada inseparablemente a la democracia.
No es fácil entender este contra poder, pero lo real es que los medios –y sobre todo los mediadores- constituyen ‘el peso’ de la opinión pública, ante los excesos del poder legal que se expresa en un gobierno elegido para lograr el bien común.

La prensa no gobierna. Informa y forma opinión donde el interés particular queda subordinado ante el interés general. Eliminar a la prensa equivaldría dejar a la sociedad huérfana de libertad de pensar y elegir.

Ciudadanizar la política en Ecuador

Por Fausto Segovia Baus

Se conoce que el diez de agosto próximo el señor Presidente hará importantes anuncios, cuando terminará un período y comenzará otro de cuatro años, por decisión del pueblo ecuatoriano, evento inédito en la historia del Ecuador.
Los problemas de los negocios de su hermano mayor Fabricio, y otros como las continuas confrontaciones con los medios de comunicación, los cambios en el gabinete y la supuesta falta de mayoría en el futuro Congreso, son temas que preocupan al Presidente que sigue el hilo conductor de su proyecto político que, con dificultades y todo, ha sido exitoso.


Una de las preocupaciones que se hallan en el horizonte –a más de las propias de un sistema de gobierno en una etapa transicional- es la carencia casi absoluta de verdaderos interlocutores. Dicho de otro modo, la propuesta del Gobierno ha sido unidireccional y unívoca, tanto en la forma como en el fondo, mientras la supuesta oposición política se halla en el limbo. La voz del Presidente, por ejemplo, no solo ha opacado a la de otros voceros, sino se ha reforzado por sus continuos recorridos y cadenas que le dan protagonismo mediático, influencia y poder, como en una campaña electoral cualquiera.

Estos alardes de protagonismo –calificados por sus adversarios como autoritarismo- agradan, en cambio, a otros grupos de ciudadanos y ciudadanas que ven en Correa la esperanza de un cambio, gracias a su carisma y la búsqueda de clientela para sus obras. Las sucesivas elecciones realizadas en estos dos años y medio de mandato, le han dado un capital político real al Presidente, que no deja de insistir en que su palabra es la única que prevalece, en tanto las otras voces son desacreditadas y tachadas de obsoletas y lo que es peor aliadas de la partidocracia y el pasado.

En ese contexto, los cuatro años de gobierno ya han sido analizados y priorizados hace poco en una hostería de Puembo. Los nuevos ejes están listos y serán cocinados por la Senplades, la poderosa Secretaría de Planificación, que conduce al país a la luz de las pautas establecidas por la Constitución Política aprobada en Montecristi.

Pero un desafío mayor es el de acercar el Estado a los ciudadanos. En otros térmicos, ciudadanizar la política, concertar con el estado llano, y que no sea solo la palabra de Correa, sino las de otros actores, que preparen al Ecuador hacia un cambio en democracia con la ciudadanía y no contra ella. ¿O es que nos espera una revolución sin ciudadanos?


8 de agosto 2009